No puede negarse que Matando Gratix es un grupo pintoresco. Dieciocho días después de conocerse, su formación original debutaba en directo. Y lo hacían en un festival, en el antiguo "Palomeras rock". Apenas se bajaron del escenario se encontraron con su primera propuesta discográfica. El sello Potencial Hardcore les puso el reto delante de sus ojos y ellos lo cogieron. Casi no habían ensayado juntos y ya tenían la posibilidad de sacar un disco. Es raro conocer en este mundo a alguien que haya tenido una carrera tan meteórica.

"No te hagas líos", la primera grabación de Matando Gratix, fue tan acelerada como el resto de su carrera. Se grabó en dos semanas y tenía dentro de sí toda la mala leche que se puede poner en un disco. Esa era su mejor virtud: la mala leche.

Tuvieron que esperar hasta 1995 para ver en la calle "La muerte tiene un precio", su segundo disco, con el que demostraron que ni estaban muertos ni eran una de esas bandas de "disco y desaparezco". Este es de los grupos que cuando no ha tenido compañía la ha buscado.

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