Durante más de siete años, Maikel de la Riva fue el cantante y guitarrista de El Hombre Gancho, grupo cordobés que en sus cinco discos publicados entre 2000 y 2006 dejó suficientes muestras de personalidad y buen hacer. El 6 de octubre de 2006, El Hombre Gancho se despedía con un concierto grabado en directo en el Gran Teatro de Córdoba. Se abría la carrera en solitario de Maikel de la Riva.

Titulado con su nombre, Maikel de la Riva, y producido por Fernando Montesinos, el 28 de abril de 2009 se publica el primer álbum como solista del cantante y compositor cordobés. Con todas las canciones firmadas por Maikel de la Riva, el disco se abre con Mentira, su primer single y una muestra evidente de la excelente factura pop que tienen sus canciones y del cuidado que De la Riva siempre ha tenido con las letras de las canciones. Es un medio tiempo con aromas clásicos en los teclados, de ambiente acústico y que deja bien claro que la voz del cordobés es una de las mejores que hoy pasan por los escenarios españoles: cálida, matizada, expresiva… Un lujo al alcance de muy pocos.

Mentira refleja la cara más pop que tiene el álbum, que presenta un interesante abanico de estilos, siempre marcados por la personal manera de componer de Maikel de la Riva. También ofrece otra faceta más canalla, latina y sureña, que llega con la segunda canción del disco: Ahora te traigo. Es un tema rumbeado, que recoge el testigo de algunos temas de Calamaro, de Sabina, del rock torero madrileño de Gabinete Caligari y del arrabalero bonaerense de Los Fabulosos Cadillacs, que también dan olor y color a Bicho malo, una potente y magnífica canción.

Por mí que no haya sido se introduce en terrenos del pop-rock bien elaborado, construído y tocado como mandan los cánones, muy stoniano en las guitarras y con estribillo contundente. En pedacitos es una de las canciones vertebrales de un álbum recorrido por estupendas composiciones, magnífico pop de autor que da paso a Entre la espada y la pared, que mantiene el estilo y el tono a ritmo más vivo, de carretera, ágil y enérgico.

Después, 500 piruetas eleva la tensión con ritmo trepidante y precede a Me pasa, una canción que podría leerse en clave de copla, pero que Maikel de la Riva convierte en un ejercicio de pop preciosista con guitarras eléctricas a lo Knopfler. Se lo llevó el viento recupera de nuevo el ambiente canalla, mostrando la ductilidad de la voz de Maikel de la Riva capaz de moverse entre lo más sutil y lo callejero. En el final del álbum, Si te da mezcla ritmo ska con acordeón, cierto ambiente zíngaro y melancolía de tango en una canción vivísima, antes de poner el punto final con Tan poca cosa, tocado por la varita del rock y que cierra el disco en lo alto, con máxima energía.

Con las colaboraciones de Leiva (Pereza) en Mentira, Dani Martín (El Canto del Loco) en Por mí que no haya sido y Lichis (La Cabra Mecánica) en Se lo lleva el viento, el debut de Maikel de la Riva como solista significa la reaparición de un cantante y compositor ya experimentado, con muy buenas canciones detrás y que desarrolla una música de tremenda consistencia, elegante, variada y fuerte. Un ejemplo del mejor pop que hoy puede hacerse en España y cuya solidez permite aventurar larga vida musical a uno de los mejores cantantes y compositores que recorren la escena de nuestro país.

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