José María López Sanfeliu, alias Kiko Veneno, nació en Figueres (Girona) allá por 1952.

Hijo de militar y ama de casa, creció en Cádiz y Sevilla. Estudió Filosofía y Letras y viajó por Europa y Estados Unidos, donde asistió a conciertos de artistas que le han infludo como Frank Zappa y Bob Dylan, y curiosamente también allí descubrió (o redescubrió) el flamenco.
En 1975, en un encuentro que cambiaría su vida, conoció a los hermanos Rafael y Raimundo Amador, con los que forma el grupo Veneno. En 1977 publicaron un disco titulado con el nombre del grupo y producido por Ricardo Pachón. Aunque no tiene gran repercusión en su momento, es considerado en la actualidad un disco fundamental de la música en español.

En 1979 colaboró en el mítico disco La leyenda del tiempo, de Camarón de la Isla, que popularizaría su rumba «Volando Voy».
En 1982 publicó su primer elepé en solitario, Seré mecánico por ti, producido por José Luis de Carlos, tras los que seguirían varios otros, sin obtener gran repercusión comercial.
Durante los 80 hizo canciones para Martirio, a la que también le produjo su primer disco, y realizó varias colaboraciones con el programa de televisión La bola de cristal como compositor y cantante. Sin embargo, no conseguía vivir profesionalmente de la música y compaginaba sus labores artísticas con un puesto de programador cultural en la Diputación de Sevilla.

En 1992 pasó a formar parte de la plantilla de BMG-Ariola y comenzó una nueva etapa en su carrera, quizá la más fructífera, con la publicación de los álbumes Échate un cantecito (1992) y Está muy bien eso del cariño (1995), ambos producidos por Jo Dworniak. El primero de ellos contiene canciones como «Echo de menos», «Lobo López», «Joselito» o «En un Mercedes blanco», que se convierten en éxitos y le permiten dedicarse en exclusiva a la música. Para presentar este disco, realizó una gira con, entre otros, Raimundo Amador y Santiago Auserón. Este último, recién salido de Radio Futura, estaba forjando su proyecto en solitario, Juan Perro, y apoyó decisivamente a Kiko en la preparación de Échate un cantecito. En cuanto al disco de 1995, destaca el diseño de la cubierta, realizado por el estudio de Javier Mariscal, así como la presencia en la guitarra flamenca en todos los temas del gran Raimundo Amador, que, junto con la producción de Dworniak, confiere al disco un sonido totalmente único.

Tras otros tres discos de larga duración, Kiko acabó su contrato con Ariola con bastante malas relaciones (afirmaría más tarde que el poco apoyo de la disquera fue lo que impidió que hiciera más álbumes de la calidad de Échate un cantecito y Está muy bien eso del cariño) y decidió que a partir de ese momento todos sus discos serían editados y comercializados por él mismo, tanto por medio de la distribución tradicional como aprovechando las oportunidades que ofrece internet. El primer disco de ese proyecto musical y empresarial es Gira mundial, grabado junto a Pepe Begines (de No Me Pises Que Llevo Chanclas), en un concierto en Punta Paloma «ante unos 200 millones de hormigas y unas 15 personas». Su último disco hasta el momento de redactar este artículo en septiembre de 2005 se titula El hombre invisible. En 1999 visitó la Argentina por única vez: dio una serie de tres conciertos en «La Trastienda», con un singular éxito de crítica de éxito y de público. Pese a eso, la compañía para la que grababa nunca satisfizo al artista, que quería que su música se editara también en Argentina y Chile.

Actualmente toca con el grupo G-5, una mezcla de componentes de Los delinquentes, Muchachito Bombo Infierno, Tomasito y Kiko Veneno.

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