La contrabajista, vocalista y compositora Esperanza Spalding no podía haber sido bautizada de un modo más apropiado, habida cuenta de las connotaciones de ese nombre en castellano. Dotada de un talento instrumental sorprendente, políglota, con una voz mitad angelical, mitad de sirena y una belleza natural que bordea lo hipnótico, esta niña prodigio y toda una profesional podría ser la gran esperanza de futuro del jazz y de la música instrumental.

Spalding nació y se crió en lo que ella misma denomina “el otro lado de la vía”, en un hogar y un barrio multilingües de Portland, Oregón. Educada en el seno de una familia monoparental y que no gozaba de una posición económica muy boyante, no tardó en aprender de su madre, una persona a la que todavía hoy tiene en un pedestal, un sinfín de lecciones de constancia y de rectitud moral.

Aun así, y a pesar de contar con una figura tan importante como la materna, los años en la escuela no fueron fáciles para Spalding, si bien no por falta de inteligencia. Esperanza poseía una capacidad intuitiva extraordinaria que no sólo era una bendición y una maldición al mismo tiempo, sino que hacía que chocara con los métodos tradicionales de enseñanza. De pequeña, además, se vio obligada a permanecer un largo período de tiempo en casa a causa de una enfermedad, de ahí que recibiera clases particulares durante buena parte de los años de escuela elemental. Con el tiempo, no supo adaptarse a los planteamientos de la escuela tradicional, y a la necesidad de aprender de memoria las lecciones.

“Me costó encajar en un entorno en el que de mí se esperaba que me sentara en un aula y me limitara a asimilar todo lo que me daban”, recuerda. “En cuanto descubrí lo que era estudiar en casa y ser autodidacta, me resultó imposible volver a un entorno tan tradicional como aquel.”
Con todo, lo que realmente llenó la vida de Spalding desde aquellos primeros años fue la música. Con 4 años, después de ver al violonchelista clásico Yo-Yo Ma tocar en un episodio de Mister Rogers’ Neighbourhood, a Spalding se le abrieron los ojos. “Ahí me di cuenta de que quería hacer algo que tuviera que ver con la música”, confiesa. “Gracias a aquello empecé a ver la música como una aventura creativa.”

En un año, había aprendido por su cuenta a tocar el violín lo suficiente para ganarse un puesto en la Sociedad de Música de Cámara de Oregón, una orquesta comunitaria abierta a músicos de todas las edades, con la que estuvo una década. Durante diez años tocó con el grupo y cuando tenía 15 años, ocupaba el puesto de concertino.

Por aquel entonces, sin embargo, también había descubierto el contrabajo, y todos los caminos que, lejos del universo clásico, le abría aquel instrumento. De repente, tocar música clásica en una orquesta comunitaria dejó de colmar las expectativas de la joven adolescente. Poco después estaba tocando blues, funk, hip-hop y mil y un estilos distintos en el circuito local de clubes: “Lo más divertido de aquella situación era que yo escribía los temas que tocábamos, pero no sabía qué era el amor. Y como quiera que yo era la letrista y la cantante, escribía sobre vagones rojos, sobre juguetes y sobre otros intereses infantiles. Nadie sabía de qué iban las letras que cantaba, pero les gustaba cómo sonaban aquellas canciones y se las tragaban.”

Con 16 años, Spalding dejó definitivamente el instituto. Provista del diploma acreditativo de su paso por la escuela secundaria y gracias a una generosa beca, se matriculó en un programa musical de la Universidad Estatal de Portland. “Era la contrabajista más joven de aquel curso”, afirma. “Tenía 16 años, y hacía un año y medio que tocaba el contrabajo. La mayoría de los chicos del programa llevaban al menos ocho años de estudios a sus espaldas, y yo había estado en orquestas e intentando tocar las suites para violonchelo de Bach. Mis interpretaciones no eran sensacionales, pero al menos servían para que los profesores dijeran: “Bueno, tiene talento””.
El Berklee College of Music fue el lugar donde encajaron todas las piezas y donde empezaron a abrírsele las puertas. Después de trasladarse a la costa este y, tras tres frenéticos años de estudios, Spalding no sólo consiguió graduarse, sino que en 2005 fue contratada como profesora, convirtiéndose así en una de las docentes más joven de la facultad en toda la historia del centro. Ese año también fue galardonada con la prestigiosa beca de la Boston Jazz Society por su extraordinario talento.

Además del tiempo dedicado al estudio y a la docencia, los años pasados en Berklee le han servido para tejer una fecunda red de contactos con artistas de renombre como el pianista Michel Camilo, el vibrafonista Dave Samuels, el bajista Stanley Clarke, el guitarrista Pat Metheny, la cantante Patti Austin y los saxofonistas Donald Harrison y Joe Lovano. “Trabajar con Joe fue sensacional”, recuerda, “porque es una persona muy generosa. Yo no estaba del todo convencida de que estuviera preparada para tocar con él, pero él tenía una fe en mí absoluta. Fue una experiencia maravillosa y de la que aprendí muchas cosas”.

La carrera en solitario de Spalding se inició en mayo de 2008 con el lanzamiento de Esperanza, su debut discográfico para Heads Up International, una división de Concord Music Group, un disco que acabaría convirtiéndose en el más vendido de un artista de jazz novel en 2008 a escala internacional. Aquel lanzamiento, unánimemente aplaudido, sirvió para que el público de todo el planeta descubriera el fascinante talento de Spalding como instrumentista, vocalista y compositora. The New York Times no escatimó elogios: “Mucho es lo que ofrece Esperanza: una improvisación jazzística solvente, una pizca de funk, scat, ritmos brasileños vernáculos y letras cantadas en inglés, portugués y español. Y todo ello, alrededor de una contrabajista, cantante y líder de un talento incuestionable”.

Poco después de aparecer en el mercado, Esperanza escaló hasta los primeros puestos de la lista de “Jazz contemporáneo” de Billboard, entre los que se mantuvo durante más de 70 semanas. Spalding alternó apariciones en The Late Show con David Letterman, Jimmy Kimmel Live, The CBS Saturday Early Show, The Tavis Smiley Show, Austin City Limits y National Public Radio. Asimismo, actuó en dos ocasiones en la Casa Blanca, participó en una campaña de la marca Banana Republic, se alzó con el premio de la Jazz Journalists Association a la Artista Emergente del Año en 2009, ganó el premio JazzWeek al mejor disco del año y actuó en un buen número de festivales de renombre, como el Central Park SummerStage neoyorquino o el Festival de Jazz de Newport. En 2009, Spalding recibió la invitación del presidente Obama para actuar en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en Oslo, Noruega, y en el Concierto del Premio Nobel de la Paz. Y además de actuar con su propio grupo, Esperanza ha girado con Joe Lovano y también con el pianista McCoy Tyner.

A principios de 2010, el New Yorker dedicó un amplio reportaje a Spalding, y también apareció en las páginas del número de mayo de 2010 de O, The Oprah Magazine, bajo el título “Mujeres en Auge” (un reportaje de moda que retrataba a diez mujeres que estaban marcando la diferencia en distintos ámbitos). Este mismo año, la intérprete ha vuelto a ser nominada por la Jazz Journalists Association en la categoría de “Artista Emergente del Año”.

Si Esperanza supuso un inicio brillante para esta talentosa artista joven, el nuevo trabajo de Spalding, Chamber Music Society, que verá la luz en agosto de 2010, da un nuevo impulso a su trayectoria ascendente. Motivada por la formación clásica de sus años de adolescencia, Spalding ha creado un grupo de música de cámara moderna que combina la espontaneidad y el misterio que rodea a la improvisación con unos arreglos para trío de cuerda melodiosos y ágiles. Fruto de esta mezcla es un sonido que combina los elementos más innovadores del jazz, el folk y la world music con los sólidos cimientos de la tradición de la música de cámara. Coproducido por Esperanza y Gil Goldstein (ambos firman los arreglos de cuerda), en Chamber Music Society Esperanza se rodea de un amplio abanico de músicos: el pianista Leo Genovese, la baterista Terri Lyne Carrington, el percusionista Quintino Cinalli, el guitarrista Ricardo Vogt y los vocalistas Gretchen Parlato y el legendario Milton Nascimento. El trío de cuerda lo forman el violinista Entcho Todorov, la viola de Lois Martin y el violonchelo de David Eggar.
Esperanza ha presentado Chamber Music Society por Estados Unidos y Europa. Recientemente ha viajado a Japón para actuar en el Blue Note Club de Tokyo, y a Sudáfrica, donde actuó en el Festival de Jazz de Cape Town.

Durante este último periodo Spalding ha compaginado las presentaciones en directo con apariciones en los mejores Late Night Show americanos, incluyendo David Letterman y Jay Leno entre otros.

El 13 de febrero de 2011, en Los Angeles, Esperanza recibió uno de los premios más prestigiosos de la industria musical, el premio Grammy al Mejor Artista Revelación. Como Esperanza dijo después, “estoy sorprendida y también muy agradecida de recibir este premio”. Fue un día muy especial para Esperanza, ya que antes había co-presentado la gala Grammy Award’s Pre-Telecast junto con Bobby McFerrin y también actuó en la ceremonia junto con el conjunto de Jazz de la Gala.

A parte de estar muy ocupada con las giras europeas y norteamericanas en Europa y Estados Unidos, Esperanza ha estado trabajando en la grabación de su próxima álbum, Radio Music Society. Ella misma define este nuevo trabajo como mucho más funky. Está planeado que salga al mercado en primavera de 2012.

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