Formados en Alemania a principios de los noventa, The Notwist comenzó siendo una banda punk. Con el pasar de los años se fueron volcando hacia la electrónica, experimentando con texturas e instrumentos poco usuales, y fue 12, su tercer disco, el primer puntapié en esa dirección.
Cantando afectadamente, con melancolía permanente, transmitiendo esa sensación de desamparo total acompañada por guitarritas acústicas y una base programada que de repente gana protagonismo, la gente de The Notwist parece seguir los pasos que emprendieron los Day One unos años atrás, y llegan más lejos que sus predecesores gracias a la inclusión de instrumentos usualmente ajenos a las bases programadas, como cellos y banjos.
El espíritu reinante parece ser el de la experimentación, pero con pasos firmes. Está presente el concepto de textura musical (algo que no debería recalcarse, pero ¿cuántos discos nacionales, por ejemplo, lo tienen presente?). Los quiebres de los beats son una constante.

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