Allá por el año 95 apareció en Madrid un grupo más de rock, típico producto de la escena madrileña, con todos sus grandezas (ganas, ilusión, fuerza…) y miserias y carencias (inexperiencia, falta de medios…) propias de cualquier banda novel.

Sin embargo, Caskärrabias sí que demostró tener ese punto diferente que convierte a las bandas en "una más" o en "esa banda". Quizás el pasado de algunos componentes en otras bandas como es el caso de Kake en Boikot, grupo el cual dejo tras divergencias con Rocko, y el espíritu con el cual emergió el grupo desde su aparición en un concurso en la sala Hebe de Madrid dieron el primer empujón a Caskärrabias. El boca a boca, el más fiable y libre medio de promoción reconoció el meritaje del grupo. Su primera maqueta, grabada ese año y casi sin planteamiento comercial, distribuida personalmente obtuvo tal éxito que a la vez que los medios especializados llamaban a su puerta, una compañía se lanzó a grabar su primer disco, "Vamos a Liarla", editada por BKT sello dado de alta por Boikot.

El disco es un éxito a nivel de crítica y público. Son poco a poco llamados a intervenir en distintos festivales y recintos compartiendo escenario con grupos como Ska-p, Platero o Reincidentes. Giran por toda España. El algún punto de esa gira, Edel se interesa por ellos e inmediatamente después de acabar la misma graban "Una noche cualquiera"

Edel puso en la calle, ilusionada, “Una noche cualquiera”, uno de los discos que conformaban su “armada española” compuesta, de golpe y porrazo, por tres grupos madrileños encuadrados en el rock’n’roll. Edel también tenía otras expectativas y, en un ataque de inspiración, firmó a varias bandas españolas decidida a establecer un catálogo propio que funcionara al margen de sus importaciones internacionales. La idea era buena, pero el trabajo a realizar difícil. Hoy Edel ha perdido a Porretas, Desastre y Caskärrabias y el resto de sus bandas españolas también ha buscado el nido de otras compañías. Amparanoia, su mayor éxito, ha terminado firmando con Hispavox a fin de buscar una proyección más acorde con su trabajo.

El grupo demuestra su evolución, añadiendo nuevas perspectivas y sacrificando ciertos vicios de las bandas recién llegadas. El disco es recibido con excelente crítica aunque no alcanza las cotas de su disco anterior, a pesar que el disco se complemente meses después con la grabación en los estudios de la SER de "Radio" un directo acustico que cuenta con colaboraciones especiales como Mohamed (Mago de Oz) o Kosta (Boikot) entre otros. Este disco, tarda en aparecer dadas las diferencias que ya asoman entre la compañía y el grupo. Así que, al final, ni adelanto ni nada. “Radio” fue considerado por su compañía casi como un compromiso. Habían aceptado lanzar un EP con temas acústicos que apoyaran el lanzamiento de “Una noche cualquiera” (el segundo álbum de Caskärrabias), pero, por lo que parecía, abandonaron el proyecto al poco tiempo. Aun así, todo siguió su curso y la banda entregó el material confiando que, aunque tarde, éste fuera publicado. Aún tuvieron que esperar para que viera la luz, por lo que, en vez de pensar en una continuación de “Una noche cualquiera”, lo plantearon como el adelanto del nuevo álbum que, en breve, deberían empezar a grabar.

Tampoco. La edición se prolongó tanto que la banda rompió su chasis. Un grupo de rock es como un pez: si no nada se muere. Caskärrabias no se murió porque tiene como integrantes a una de las parejas más cabezonas que ha dado el rock madrileño en la última década. Kake Lago y su hermano, JuanPe, decidieron seguir adelante aunque, poco a poco, veían cómo su batería también se les iba por el sumidero. “Lo tenía claro. Cuando me rompí el brazo decidí irme a la compañía cada día hasta que me dijeran algo. Había mañanas enteras en las que sólo hacía esperar y esperar. Lo único que quería era que ese material no se perdiese. Que se editase y nos dieran la carta de libertad” recuerda Kake. Al final lo consiguió: en enero de 2001 apareció “Radio” en las tiendas aun cuando se sabía que nacía condenado. Su condena suponía la libertad de Caskärrabias y la posibilidad de buscar otra compañía que les tratara mejor.

Tras romper con Edel, Caskärrabias se encontró en medio del mar y sin gasolina, o lo que es lo mismo, sin discografica y sin dos de sus miembros, pero cuando hay ingenio se sale de cualquier cosa. Después de probar por aquí y por allá y de colgar carteles en todos los locales de ensayo de Madrid, JuanPe y Kake se tropezaron con Juanjo Concha. Tenía escrito en la frente que iba a ser su nuevo batería, así que… sólo hubo que leérselo. Conocía a Kake de sus antiguas aventuras con Tobruk; hizo amistad con Felipe, el antiguo batería de Caskärrabias, y hacía un programa de radio (que conserva) por el que el grupo había desfilado.

Eran un trío, disponían de local y a los tres les gustaba el rock. Volvían a navegar. Así, ficharon por Avispa, que pronto (mediados de 2002) publicaría el que es hasta ahora el último disco de Caskärrabias, "Psicotropía" inmejorable resultado para un productor primerizo y una formación de trío.

¿Es que no se había dicho? Kake es uno de los mejores escritores que tiene el rock madrileño y, probablemente, si fuera conocido, tendría que dejar Caskärrabias para atender las peticiones de sus previsibles clientes. Admirador de Sabina, sabe manejar perfectamente las palabras para colocar sus letras en lo más urbano de la tradición madrileña. Las calles, su fauna, la noche, el bar, las chicas o la soledad son figuras inevitables en sus textos redondos. Y también están en “Psicotropía”. Esos textos pueden ser vestidos con galas de boda o con harapos de indigente y Caskärrabias no es lo uno ni lo otro, así que las visten de vaqueros y camiseta. Son un grupo de rock’n’roll.

Rock urbano, directo. Quienes han escuchado a Caskärrabias coinciden en su honestidad, su sinceridad en las interpretaciones, en sus letras y sonido auténtico. Son calificativos manidos por la industria y por los músicos, pero Caskärrabias son puro rock, sin trampa ni cartón. Herencia pura de un rock que aglutina estilos desde Burning a Rosendo, con ese toque castizo, quizás, y ese toque de rabia que el rock siempre ha mantenido. Pero demostrando que son un grupo con identidad, con unas guitarras potentes sí, pero con melodías y sin estridencias fuera de tono. Capaces de llenar ese hueco creado por ellos mismos, sin necesidad de agruparse en torno a un estilo ya definido. Quien quiera encontrar un disco de rock auténtico, de música directa y letras cuidadas, ya saben donde están Caskärrabias.

Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia de usuario. Al continuar en nuestra web aceptas nuestra política de cookies.