Son pocos los artistas nacidos en Benín que han logrado llevar su música más allá de sus fronteras. Sucede que este país, enclavado en la costa occidental del continente africano, ha dado escasas oportunidades a sus artistas pese a que en plena década del '70, Benín tenía sus puertas a distintos estilos musicales como la rumba zaireña, el makossa camerunés, el soul y el funk norteamericanos y el reggae jamaicano.

Nacida en 1960 en Ouidah, meca del tráfico de esclavos y cuna del vudú, segunda ciudad de Benin y capital mundial del vudú, Angélique Kidjo pudo superar estas barreras y que su música y, en especial, su sensual voz sonaran en distintos rincones del mundo y que la han llevado a posicionarse como una de las mejores vocalistas del planeta. Su idioma natal es el fon pero ella canta también en mina y en yoruba y une sonidos dance con ritmos tradicionales de su tierra -adarra, fuji, juju-.

Kidjo dio sus primeros pasos en el mundo artístico como actriz y bailarina junto al grupo de teatro de su madre. Este hecho y los sonidos que Kidjo escuchó en su adolescencia, que incluyeron a Jimi Hendrix, Santana, Miriam Makeba (una de sus principales referencias), Aretha Franklin, James Brown, artistas tradicionales africanos, e incluso música árabe e india, le inculcaron una pasión por la música que dura hasta estos días.

Siendo todavía una adolescente, Kidjo comenzó a hacer giras por su país actuando en festivales y en emisoras de radio. En aquel entonces era una de las pocas artistas que se animaban a hacerlo, puesto que las mujeres que se dedicaban a la canción no eran bien vistas. Estos inconvenientes y las circunstancias políticas de su país forzaron la salida de Kidjo de Benín para establecerse en París. En la capital francesa encontró una ciudad en plena ebullición musical: por entonces se había convertido en el principal punto de encuentro de nuevos y consagrados artistas provenientes de distintas latitudes.

Aprovechando su estadía en la ciudad luz, Angélique se inscribió en una escuela de jazz en donde mejoró distintos aspectos de su vocalización. Por aquellos años, la cantante se unió a un grupo de jazz de fusión holandés, Pili Pili, con quienes grabó dos álbumes y hasta llegó a participar en el Festival de Montreaux en el '87. Ese mismo año conoció a Jean Hebrail, bajista y compositor francés, quien, además de convertirse en su esposo, ayudó a forjar la carrera profesional de la cantante.

En el '90 publicó su primer disco en el país occidental "Parakou" (antes había grabado "Pretty", editado únicamente en África y producido por el cantante camerunés Ekambi Brillant). Al año siguiente fichó para Mango y en el '92 editó "Logozo" (distribuido por Island) que significó el primer paso para el reconocimiento internacional de Kidjo con la colaboración de Brandford Marsalis, a quien también encontramos en el posterior "Oremi".

En los siguientes seis años aparecieron dos LP´s más: "Ayé", donde combina la tecnología de los instrumentos con ritmos de la África profunda; y "Fifa" grabado con músicos tradicionales de su país en una expedición que Kidjo organizó con el propósito de registrar percusiones, flautas, bambús, berimbaus y coros autóctonos que después mezclaron con sonidos modernos.

En el '98, Kidjo presentó "Oremi", grabado entre Nueva York y Sudáfrica. En este disco, una mezcla de funk, soul, rhythm´n blues y trip hop, la cantante africana reivindica el vudú originario de su ciudad natal versionando a Jimi Hendrix en el tema "Voodoo Child".

Recientemente se publicaron "Best of Keep on Moving" (2001), una selección de las mejores canciones de la cantante beninesa, "Black Ivory Soul" editado en 2002 y "Oyaya!" en 2004.

Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia de usuario. Al continuar en nuestra web aceptas nuestra política de cookies.